
Al arribar a Arequipa, decidió utilizar el apellido de su madre, y es que como él lo explicaba, la gente no iba a poder recordar su apellido paterno, ni sabría pronunciarlo. Desde entonces todos lo conocemos simplemente como PADRE POZZO.
Nadie puede recordar si alguna vez retornó a la tierra de sus ancestros, lo que todos pueden atestiguar es que, desde que llegó a Arequipa, dificilmente se alejó de la Ciudad Blanca.
El padre Pozzo siempre trajo en sus zapatos el polvo del trabajo arduo que realizó para fundar los Círculos Católicos de Arequipa que hoy cuenta con mas de 33 Instituciones Educativas, 8 Sumac Wasis, 32 Capillas, Postas y Dispensarios, así como Departamentos, Círculos y Grupos entre otras organizaciones.
¡GRACIAS PADRE POZZO!
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